Hoy día, los niños se enfrentan a la invasión de
anuncios televisivos, principalmente en horario infantil, promoviendo el
consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra.
La Asociación Internacional de Alimentos y Bebidas, que engloba a todas las
empresas, acordó en el 2008, de manera voluntaria con la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), sacar de la publicidad
reproducida en la televisión, anuncios que resulten poco saludables para la salud
infantil.[1]
Pero cinco años después de realizarse este compromiso, la OMS, empresas
refresqueras y el gobierno mexicano, incumplieron lo acordado y el consumo de
refresco se elevó más de 30 por ciento.[2]
De enero a agosto del 2012, la inversión en campañas
publicitarias para 11 productos fue de $408 millones 776 mil 124 pesos, en
contraste con que de cada $100 destinados por la Secretaría de Salud al combate
del sobrepeso y la obesidad a nivel nacional, $55 son para tratamiento de
complicaciones y $45 para manejo de caso controlado y monitoreo anual, no
existe un fondo significativo destinado para campañas de prevención, y de ese
dinero, $51 provienen de los ingresos familiares.
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